Realizado por Javi y Celia
Resúmenes:
EL MUNDO RURAL: LOS CAMPESINOS
A mediados de siglo, cerca del cincuenta y cinco de la población agraria era jornalera; otro once por ciento era arrendataria; y un treinta y cuatro por ciento era propietaria. Era lógico el deseo generalizado de tierra entre el campesinado español. Las medidas adoptadas por la burguesía liberal para reformar la propiedad provocaron la transferencia de la propiedad eclesiástica a la aristocracia y a la burguesía, sin que se beneficiaran de ella los pequeños propietarios rústicos, los jornaleros y el peonaje.
La presión social existente entre los campesinos se manifestó en ocasiones en la ocupación violenta del suelo, como ocurrió en Casabermeja; pero lo más frecuente fue su desviación hacia el bandolerismo, el contrabando y la mendicidad.
Cuando el progresismo llegó al poder y se puso en marcha la desamortización, la venta de bienes propios y comunes provocó en Andalucía una oleada de agitaciones, que fueron violentamente reprimidas. A excepción de las tierras vasconavarras, catalanas y valencianas, la situación general del campesinado era lamentable.
Todo ello explica el rápido desarrollo de las doctrinas internacionalistas en las regiones de predominio agrario, caso de Andalucía, a partir de la monarquía.
En toda esta ancha banda, el problema del Sur se presentaba a principios de siglo con unos sintomas parecidos, que podemos puntualizar de esta manera:
1) Preponderancia muy acusada de la poblacion dedicada a las actividades primarias, singularmente a la agricultura.
2) Aprovechamientos económicos muy poco intesnsivos, de escaso rendimiento con una clara subexplotación y una fuerte tendencia al monocultivo extensivo (trigo,olivo o vid)
3) Abundante mano de obra disponible, que trabaja todo el año con una baja productividad.
4)Una parte considerable de la población muestra un bajo nivel de vida, es analfabeta (sobre todo las mujeres) también es importante la influencia del caciquismo.
5) Importancia del latifundismo (unidad de propiedad que abarque doscientas cincuenta o mas hectáreas)
Imágenes:
Realizado por Pablo del Pino
Durante el siglo XIX las estructuras agrarias se mantuvieron con fuerza a pesar del proceso de urbanización.
Los campesinos siguieron constituyendo la mayor parte de la población. Continuaron inmersos en la tradición, el inmovilismo, las creencias religiosas y el rechazo a las nuevas ideas políticas, ya fuese el liberalismo o el socialismo. También se resistieron a las nuevas prácticas económicas.
Eso sin embargo, no impidió su asimilación a las nuevas formas capitalistas de producción y su conversión en obreros asalariados rurales. Desaparecieron los vínculos legales que los había atado a sus señores (servidumbre), algo que aconteció en algunos países muy tardíamente (1861 en Rusia).
Sus condiciones de vida no mejoraron y generaron un constante flujo migratorio a las ciudades industriales, donde fueron transformados en mano de obra sin cualificar, mal remunerados y víctimas del hacinamiento urbanístico. En algunos casos esa emigración se hizo hacia países extranjeros y constituyó un acontecimiento masivo, como el protagonizado por los irlandeses hacia Inglaterra y Estados Unidos (que se prolongó hasta bien entrado el siglo XX) o los polacos que viajaron a Alemania.
En el seno de este grupo podemos detectar dos realidades distintas:
1ª Los campesinos propietarios de tierras, relativamente numerosos en occidente, que se beneficiaron de las reformas liberales y se convirtieron en propietarios agrarios.
2ª Los jornaleros no propietarios, cuyo número fue especialmente elevado en zonas del Mediterráneo (Italia, España) y el oriente europeo (Rusia, Polonia). Muchos hubieron de emigrar y, con frecuencia, se adhirieron a doctrinas revolucionarias vinculadas al anarquismo.
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